domingo, 28 de octubre de 2012

Oda a la Cubanita y a Mariquita

 No puedo hablar de Nenita sin hacerlo también de María. Dos abuelas como dos soles. Gran devoción sentían y demostraban a diario por sus nietos para quienes, sin pereza, cualquier cosa hacían.

 Tan lejos y tan cerca a la vez. Mis recuerdos con ellas son ahora mi mayor tersoso. Y me enorgullece haber sido parte de ellas y que ellas lo sean de mí.


Mi abuela María, Mariquita como la llamaban en el pueblo, para todos una sonrisa tenía. Esa rosa rosa que me acompañó en el cabecero de mi cama en su casa, mi casa, durante todo un verano. Inmortal para mí, a diario nueva para ella. Y sus historias en los días de tormenta de verano. ¡Cuántas conocía y cómo las contaba! Qué placer escucharla... es hoy y aún lo vivo como si hubiera sido ayer. Y ¡qué fuerza interior! Duros golpes le dio la vida y su sonrisa, esa sonrisa eterna...



 Y Nenita, cubana de cuna, con ese lunar tan negro en la frente. ¡Qué elegancia! y cómo le gustaba ir siempre tan arreglada, perfectamente arreglada, los detalles al máximo cuidaba. Tan rápido hacía comida para veinte como hacía un disfraz de Mary Poppins. Se cuidaba y que maravilla ver cómo se preparaba para salir de casa. Cubana y ¡qué cubana! cariñosa entre las que más. Ahora ando en busca de esa tableta de chocolate...



 Dos abuelas como dos soles. Cuiden de los que en la tierra quedamos. Ustedes en el cielo, nosotros aquí. Una parte de ustedes en mí por siempre quedó.

4 comentarios:

  1. Con las abuelas pasa algo que considero error ya universal, y es que las desaprovechamos. No invertimos el tiempo necesario en ellas, escucharlas y conocerlas, en exprimir todo el cariño que tienen y cuando de repente se empiezan a ir, -porque todas se van al final demasiado pronto-,te arrepientes. Tristemente, no hay en esto segundas oportunidades.

    Muaccck

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    1. Por desgracias muchas veces pasa eso!! A los abuelos, en general, hay que disfrutarlos al máximo.
      Un besote

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  2. Qué bonito Natalia! Si que eran maravillosas. Mamá Nena, siempre dispuesta. Arregladita y alegre. Siempre sonriente, aún en estos últimos años en los que su cabecita no era la misma. Y ese chocolate que nunca olvidaré y que siempre a ella me recordará. Un beso muy muy fuerte donde quiera que estén, y otro a tí por permitirme dedicarle estas palabritas. Nayra (tu prima y su nieta).

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  3. Qué palabras más bonitas primilla. Muchas gracias!
    Un beso enorme

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