martes, 21 de octubre de 2014

¿Ya 2 años?

¡Hola Astraeas! Espero que hayan disfrutado mucho de su finde y estén comenzando la semana con muchas fuerzas.

 La semana pasada fue especial en casa porque Dakota cumplía 2 añazos. La verdad es que no sabemos que día exacto nació pero cuando la recogí me dijo el chico que la tenía que había nacido hacía mes y medio, así que más o menos echamos cuentas y le pusimos una fecha.

 Sé que hay gente no entiende el cariño tan grande que se le puede tener a estos bichitos peludos y suelen ser aquellas personas a las que no les gusta o que no han tenido nunca uno. Independientemente de la responsabilidad y "obligaciones" que supone, te dan tanto amor cada día que compensa. En casa de mis padres crecimos con Sen, un bichón maltés precioso y más listo que el hambre. Con él aprendimos a tener responsabilidades, a compartir nuestro tiempo y a ser generosos. Además, siempre que uno de los hermanos estaba pachucho se volvía inseparable a pesar de que era muy independiente. 18 años estuvo con nosotros. 


Nuestro Senito



 Después de eso, y cuando me independicé, no pensé tener uno tan pronto pero apareció Dakota y no pude dejarla en la calle, por eso entiendo ver los abandonos que sufren tantos perros.

 Dakota, a diferencia de Sen, es mucho más dependiente de nosotros. No le gusta mucho estar sola en casa y cuando nos recibe no para de saltar como una loca y enseguida te trae un juguete, jajaja. Es una monada.

 Bueno, pues el día de su cumple es un buen momento para renovar correas... así que le regalamos un conjunto de collar, pechera y correa, todo a juego ;-). La chapita en forma de corazón y además de un chupete para jugar. El chupete tiene su historia porque lo encontré de casualidad hace unos meses y se lo guardé para este día ya que cuando pequeña tenía uno del que no se separa y se terminó rompiendo.







 Ese día la llevé al parque por la mañana. Nada más ver la mochila que usamos para llevar sus cosas supo a donde íbamos y se emocionó tanto que no paraba de perseguirme por toda la casa llorando para que saliésemos rápido jajaja. Una vez en el parque de perros disfrutó al máximo. No paró de correr, jugó con otros perros y, a diferencia de otras veces, fue obediente a la hora de irnos a casa ¿será que se está haciendo mayor? ;-)











 No podemos corresponder a todo el cariño que recibimos de ella toda la familia (mis padres y hermanos incluidos), pero permitirle gozar de pequeñas cosas como esta le llenan de energía y a mí me hacen disfrutar.

 Les dejo algunas fotos de su celebración en el parque:


 La próxima semana prometo un post que les hará reflexionar mucho

 "No hay mayor regalo en la vida, que saber disfrutar de los pequeños placeres" 



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